miércoles, 25 de abril de 2012

Mi madre me lo enseño.


Mi madre me enseñó que en la vida había que ser fuerte. Cuando me caía en el parque porque aún no tenía mucho equilibrio podía escucharla decir: " No llores y levántate tú solita". Y a mí se me caía el mundo encima de que mi madre, en vez de ayudarme a levantarme, me dijese eso. Pero día tras día no solo me levantaba yo sola y sin llorar, si no, que ya no me caía. Y así fue como dejé de caerme en el parque y empecé a caerme en la vida. Problemas típicos de  una niña pequeña. Problemas típicos de una niña más mayor. Problemas típicos de una adolescente. Y ahora también lloro, porque también me caigo. Pero siempre he tenido a mi madre, que no me abraza, solo me dice: "No llores, y levántate como has hecho siempre" Y eso es lo que hago. Levantarme, levantarme una y mil veces, y no llorar. Bajo ningún concepto: NO LLORAR. Porque ella me lo enseñó. Quizá algunos prefieran un abrazo. Pero yo el abrazo se lo doy hoy, diciéndola: "Gracias mamá, me has enseñado a ser fuerte. Hoy nadie puede conmigo, pero yo puedo con todo."

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